En tiempos tormentosos, fluye el cansancio o el agobio moral. Es lo que adujo el titular de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Ricardo Lorenzetti ante sus pares al adelantarles que esa sería la razón por la que abandonaría el cargo a fines de este año. Los embates políticos lo expusieron, pero, al final, Lorenzetti decidió continuar al frente de la cúpula judicial. Sin embargo, abrió varios interrogantes: ¿qué es el cansancio moral? ¿Sirve para justificar el alejamiento de un empleado o un ejecutivo a un proyecto o a un cargo? ¿Cuáles son las causas?
El cansancio es generalmente un síntoma, no una enfermedad, que aparece cuando una persona se somete a un esfuerzo físico, mental o emocional importante. En la mayoría de los casos y luego de un descanso reparador, el síntoma desaparece y la persona recupera su energía y voluntad habitual. “Ahora también observo en el mundo del trabajo, la existencia de un tipo de cansancio desproporcionado que no sobreviene a un esfuerzo concreto, sino que se instala como una falta de energía y entusiasmo permanente para hacer una tarea o cumplir un rol”, señala José María Blunda, director de +Personas. En estos casos, los acontecimientos que se viven en la jornada laboral y el modo que impactan en la persona instalan un estado de desánimo y pensamiento negativo que le suman más problema al problema real y pueden hasta producir la certeza y convicción en el trabajador, que está ante una situación insostenible e irreversible, acota. Estos cuadros representan un problema doble:
• Para la persona que lo sufre, porque el trabajo se convierte en un espacio tóxico, que enferma. El tiempo se detiene, la jornada laboral parece “eterna”, los pensamientos negativos son recurrentes, y empieza a vivir la insatisfacción laboral o sensación que el nivel de exigencias es superior a sus posibilidades para gestionarlas. Esto, puede situarle en una zona de riesgo no sólo para el ánimo, sino también para la salud física dada la natural interdependencia entre emociones, pensamientos y cuerpo.
• También para la organización. La calidad del desempeño no sólo está condicionada por el nivel de preparación y aptitudes de los trabajadores, sino por el entusiasmo del trabajo. Un cansancio patológico tiene un necesario impacto negativo en la conducta laboral, es una interferencia que hace que el comportamiento laboral esté por debajo del potencial del trabajador.
Si nos remitimos a la definición de fatiga, podemos decir que es la sensación penosa que se experimenta después de un trabajo (físico o intelectual), prolongado e intenso, explica Graciela Chamut, psicóloga y Master en Administración de Empresas. A su criterio, las causas de la fatiga pueden ser físicas (falta de descanso, sueño o alimentación), emocionales (estrés, depresión o preocupaciones) o ambientales (entorno poco sano, ruidos fuertes y sostenidos, temperaturas extremas, ergonomía inadecuada en el lugar de trabajo, dificultades constantes en el tránsito, y períodos de espera prolongados).
El cansancio moral existe, pero, como muchas patologías psíquicas, puede fingirse con bastante éxito, indica la experta. Y la razón para aducirlo es que resulta difícilmente discutible si se argumenta como causa de improductividad. La fatiga moral se potencia por la presencia de personas negativas en el entorno, pensamientos propios negativos, duelos y por la soledad. El ambiente de trabajo contribuye por las condiciones físicas inadecuadas, espacio físico restringido, riesgos físicos constantes, ambiente laboral conflictivo, malos tratos a los trabajadores, y un trabajo muy poco solidario.
¿Cómo se detecta? Según Chamut, entre los síntomas más comunes para detectarlo aparecen: la irritabilidad, tristeza y depresión, agotamiento físico, trastornos del sueño, fatiga, ansiedad y falta de rendimiento, ausentismo, abuso de alcohol, actitudes inapropiadas, aumento de tiempos ociosos e insatisfacción con el trabajo.
¿Cómo puede modificarse la situación? La reubicación (características de la tarea-cargo), enriquecimiento y ampliación del cargo, trabajar en Desarrollo Organizacional (Comunicaciones Abiertas-Participación), y capacitar en liderazgo pueden ser los caminos que lleven a eliminar la sensación de cansancio o fatiga moral en las empresas, finaliza la docente de la UNSTA.